Monstruo

Me ahogo, en mis propios pensamientos, me voy hundiendo muy de a poco. Es tanta la fuerza que tienen que me arrastran a lo más bajo, a lo más profundo de mi propia oscuridad. Mi cabeza es como un monstruo que me quiere comer y que está en todas partes, en cualquier lugar, debajo de mi cama, tras la cortina del baño...esperando para devorarme con sus terribles fauces y no dejar nada de mí.
No puedo, no puedo escapar.
¿Y gritar?
A veces es lo único que puedo hacer, pero, ¿cuál es la diferencia?, ¿quién va a venir a rescatarme?, ¿y cómo?. Mi enemigo es invisible, vive en mí.
Y me imagino en otros lugares, nuevos, cálidos, amistosos, donde ya no hay ningún monstruo, ningún enemigo oculto.Donde podría ser feliz.  Pero ese es un lugar donde no puedo llegar, como si fuese un refugio que no puedo alcanzar.
Y lo vuelvo a sentir, acá,  en mi cabeza. Ya no puedo escapar, ya me tiene acorralado, me odia, me detesta, y es un sádico. Va a hacer conmigo lo que quiera.Quiero correr...escapar....escapar...escapar...


¡¡¡Dejáme en paz!!!


Se apodera de mi cuerpo, lo siento en el pecho, me lo oprime, me lo golpea, como golpea mis sienes. Me estruja el corazón, juega con él a su gusto. No puedo hacer nada...ni siquiera llorar. Al menos si pudiera llorar el dolor sería menor, se aliviaría un poco el calvario que me hace sufrir. Lo intento pero no puedo, a pesar del dolor, no puedo llorar. Me quedo inmóvil, tendido en mi cama, con los ojos abiertos, impotente, lleno de humillación. Hundo la cabeza en la almohada. Suplico por favor.


Andáte, andáte, andáte, andáte, andáte, andáte...


Pero no se va...
Sabe que volvió a ganar. Me deja terriblemente débil. Quisiera ganarle, pero soy débil.
Otra vez...otra noche. Lo único que hago es reposar, después del dolor. Mi cabeza está cansada...mi cuerpo está cansado, mi corazón y mi pecho están agotados.

 Trato de estar bien cuando no aparece, y ser un poco feliz, como los demás. Pero sé que en cualquier momento puede volver. Y yo estoy totalmente indefenso.