lunes, 30 de enero de 2012

Moving away

Cajas, cajas y más cajas.
Bolsas, grandes, de residuo, con ropa y demás pertenencias. La casa, de a poco, se va quedando desnuda. Se va quedando sin nosotros, de a poco.
Limpieza, desorden. Papeles que voy encontrando, después de mucho tiempo, y que me recuerdan a...¿cómo se llamaba?. Y van a parar a la basura, con un montón de otras cosas que ya no voy a necesitar nunca más. Y por primera vez no me parece doloroso.
Otra mudanza, otro lugar por habitar, otro barrio por conocer. Otro lugar donde crear nuevos recuerdos, un nuevo lugar donde reír, donde llorar, donde volar mientras sueño de noche.
Ya no hay apegos, ya no hay tristeza, sólo fastidio por tener que mover todo una vez más. Pero es un cambio, el movimiento siempre trae algo nuevo. Por eso me deshago de lo inútil, de lo inservible, de lo que ya no voy a usar. Quiero viajar un poco más ligero esta vez, dejando un poco el pasado atrás. Dejándote a vos atrás...y a vos...y también a vos.
De pronto estoy impaciente por conocer todo eso que me espera en el nuevo lugar...no puedo esperar.

lunes, 16 de enero de 2012

La era de los inboxs y las notificaciones


A veces creo que invento historias porque la realidad me aburre muchísimo. Siento tanto vacío alrededor por momentos. Hay veces en las que muero por hablar de algo interesante con alguien. Veces que el deseo de una buena charla es tan fuerte como el deseo de una buena cama. Irónicamente, ambas cosas me están resultando difíciles de conseguir.
Lo único que hay es paja, masturbación, onanismo mental. Histeria, por donde quiera veo histeria. Y mucha gente sola. Mucha gente tratando de buscar algo que los llene, algo que les de placer. Siguen creyendo que solo el sexo les va a dar placer, por eso hay miles de páginas de sexo y páginas para encontrar alguien con quien tener sexo. Pero hay tan poca charla. O al menos es lo que yo percibo a veces, puedo estar terriblemente equivocado.
¿Será que, acaso, estuve buscando en los lugares incorrectos? ¿Me meto justamente donde está toda esa gente vacía y estúpida tratando de encontrar algo de sosiego? Tratando de encontrar uno, UNO SOLO, que sea aquel con quien pueda tener una buena cama y, después de acabar, poder reírnos y charlar algo que sea interesante. Escuchar música, que me hable de las bandas que le gustan, de las películas que le interesa ver...de los libros (?) que disfruta leer. Sí, quizá estuve buscando en el lugar equivocado.
Pero, incluso saliendo, tuve esa misma sensación. No es sólo en la maldita red donde todo esto se manifiesta, aunque es ahí donde, a mí parecer, se muestra mucho más la miseria y la desesperación. En esos perfiles, patéticos, con fotos de actores porno y mintiendo no sólo en la edad. Pareciera que ya no es bueno ser uno mismo. Hay que volver a inventarse o a disfrazarse para conseguir alguien que nos dé...¿una hora de sexo?¿una fellatio? ¿una charla amable?. Me aburren los disfraces, quiero ver, de verdad, a la otra persona.
Es muy triste, en ocasiones siento que yo también fui succionado un poco por toda esa vorágine de estupidez y frivolidad. A veces, yo también espero que mi inbox de Manhunt tenga algún mensaje de alguien interesante. Alguien que, al menos, se atreva a escribir un :"Hola, ¿cómo te va?". O que alguien copado me agregue al Facebook, porque vió que nuestros gustos musicales y literarios coincidían y que me empiece hablar de la nada un día y nos quedemos toda la noche, charlando del querido Oscar, y del bucólico Moz.

Sí, creo que las historias que invento salen de ese vacío que siento, de esas ganas tremendas de encontrar alguien con quien compartir...algo, un rato. Realmente, no sé si eso es algo bueno, o algo muy malo.

Historia de amor 2

"Carajo! Iba todo tan bien...¿Por qué tuvo que decirme que me amaba?"

Historia de amor 1

"No sé si lo quiero tanto como lo necesito. A veces siento que lo necesito más de lo que lo quiero. Necesito, que esté cerca, que me llame por teléfono, que me escriba un mensaje de texto diciéndome donde está y que me quiere. Que me haga saber que se preocupa por mí y que no me va a dejar solo.
Tampoco es que no lo quiera o lo desprecie, no. Realmente siento mucho amor por él. Es que, a veces siento que si no fuese él podría ser otro. Pero no hay otro, nunca hubo otro, está sólo él. Nunca nadie me miró, no del modo que lo hizo él. Nunca hubo otro que me dijera las cosas que me dijo él y que me cuidara del modo que él lo hace.
Me hizo sentir que era importante para alguien, que de verdad valía la pena. Que era lindo, que no era ese monstruo que siempre me sentí cuando me miraba al espejo. Que no era lo que los demás decían, que ellos estaban equivocados, que yo estaba equivocado.
Me da miedo que me deje. Siento que si eso pasa, al final, todo era una mentira. Tengo miedo de estar inventándome toda esta historia. Él me quiere, pero es tan inestable en ocasiones. Soy yo el que tiene que cuidar de él muchas veces. Pero, si no lo tengo a él...no tengo a nadie.
Últimamente hubieron algunos momentos raros. Pequeñas discusiones. Siento que cada mensaje de texto que me manda es para decirme que ya no vamos a vernos más, que ya todo se terminó.
No sé realmente que haría si algo así sucediese...realmente no lo sé"

domingo, 8 de enero de 2012

A kiss is just a kiss

Él era amigo de un amigo de él. Se vieron en un boliche cuyo nombre no es importante ahora. Esa noche había una fiesta de “osos”, una de esas cosas que el mundo-ghetto de los homosexuales tiene. Tenía puesto unos jeans con una cadena que le colgaba y un chaleco, también de jean, sin remera abajo. La remera la llevaba en su hombro, era una remera de Motorhead. Podía ver su pecho sin vello y su estomago chato.
Sonreía mucho, tenía una sonrisa entre picaresca y socarrona. Llevaba unos lentes muy grandes para su cara delgada, y una chiva muy larga, como de demonio. Le sonreía cuando lo miraba y hablaba con él, por intervalos.

-Te embola esta música,¿ no?-le preguntó.

Él, entre cansado y borracho le respondió que sí. Sonreía él también. Le gustaba. El lugar estaba lleno de personajes muy corpulentos y velludos, algunos de los cuales se paseaban con el torso descubierto, exhibiendo su sudor entre el vello del pecho. Él se preguntaba qué hacía ese pibe ahí.
Iba de acá para allá, con su lata de Budweiser. Él lo observaba. Cada vez que volvían a cruzarse intercambiaban algunas palabras. Le contó que le gustaba el metal. Él lo escuchaba y tenía ganas de besarlo, así de una. Le atraía mucho.
Cuando, por fin, hablando una vez más ,él le dijo que iba a ir abajo a ver qué había.

-A mi me gustan los tipos gordos, por eso vine acá- le dijo.

Entonces, al ver que se iba y creyendo que era la oportunidad perfecta, con un poco de ayuda del alcohol y la desinhibición que este le proporcionó le dijo:

-Sos muy bonito, ¿me das un beso?

Él lo miró un momento. Entonces, lo agarro del mentón, y acercó su boca a la suya y comenzó a besarlo. Sus labios eran muy finos, él quería sentirle la boca, completamente. Sus lenguas se tocaban, se mezclaban. En un momento dejó que él hiciera todo el trabajo. Sentía su cuerpo muy cerca del suyo. Puso su mano en su cintura y sintió su piel, acarició su espalda desnuda y después toco su pecho. Tocó sus nalgas por encima del jean. Lo acercó más hacia él. Tocaba bien su piel suave y tibia. Lo quería todo para él, no quería que ese beso terminara nunca.
Cuando por fin terminaron, él le sonrió y le dijo algo al oído que nunca nadie, jamás, le había dicho en su vida hasta el momento.

-Sos muy lindo, lástima que no seas gordo.

Él se quedó sin decirle nada., sobre todo porque él pensaba que su panza estaba mucho más grande que su cabeza ultimamente.
Se relamió el beso que le había dado, le sonrió y se fue.
Bajó las escaleras para ir en busca de sus amigos…
-Vos tenés que conseguirte un chongo que te quiera- dijo él, y le di un gran beso en la boca.

Saturday night

Otro sábado que se va. Otro sábado que se convierte en un domingo melancólico.
Lugares para...¿conocer gente?. Muchas máscaras, muchas caretas, mucho disfraz. La música es nuestra cómplice. Te pido un beso porque me parecés lindo...nadie más quiere besarme. Y estoy muy borracho pero muy consciente todavía. Es como si rogara y siento asco. Asco de todo, asco de mí, asco de vos, asco de ellos...que bailan al son de una melodía que no es interesante. Pero no importa, me estás besando ahora. Tu lengua se mezcla con la mía y mis manos recorren tu cintura y tu pecho, toco tus tetillas, bajo hacia tu culo, lo acaricio un rato...te acerco más hacia mí.

-Sos muy bonito, pero no sos lo que estoy buscando.

Y, de repente, siento como si fuese un agravio y mi ego es herido por alguien que no conozco y es como si me escupiesen en la cara.
Sonrío y me voy...a la barra, a comprar otra birra.
Y todas esas personas que, están disfrazadas de sus personajes favoritos, de alguien a quien jamás ninguna persona va a poder lastimar, porque es impenetrable, y sus sonrisas son de piedra y sus miradas frías. Son feos, todos, horrendos.
Góticos, modernos, osos. Un lugar para cada cosa, un lugar para cada quien. Vos con los de tu propia clase, yo con los míos. Pero, ¿y yo qué soy? ¿Moderno? ¿Gótico? Oso...sé que no, estoy muy flaco todavía para ser un oso. Y , entonces, bailo conmigo mismo, como siempre, y me pierdo...me quiero perder, con la música...irme lejos, lejos de ese lugar inmundo y aburrido y plano.
Y bailo, bailo fuerte, violentamente, apasionadamente, con furia. ¿A quien le importa? Soy sólo yo bailando, sacando afuera toda esa energía que tengo en mí. Pensando en...lo horribles que se ven todos.
Y como siempre, vuelvo solo a casa, y nadie me lleva a la suya.
Y estoy borracho...mareado.
Y llego a casa...y decido...escribir una historia acerca de...lo mal que se la puede pasar un sábado a la noche. Acerca de alguien que...se siente rechazado, como cientos-¿o eran miles?- de personas en el mundo, que buscan a su "media naranja", saliendo todos los findes, o en una estúpida e insulsa página de "citas"

Y...todavía, queriendo un beso real, UNO verdadero, uno solo al menos.
Y nuestro beso fue de alguna manera real, pero...él pensaba en otro. Y el otro pensaba en lo que no era yo.

Y sólo quiero estar en mi cama, sin nadie que me moleste, porque me muero de sueño. Y, a veces, fantaseo con que me pedís que me acueste con vos, y que me lo pedís porque te gusto de verdad. Pero después me despierto, y la vida sigue siendo la misma. Vos...nunca apareciste. Al menos no para mí.

Y siempre hay una canción triste, o alegre, o irónica, que me acompaña en mi mp3, de regreso a casa, y que tarareo o canto a viva voz, según la ocasión. Creo que solo puedo decir, Dios gracias por la música digital

jueves, 5 de enero de 2012

El verano está aquí.

No puedo escribir nada, el calor no me deja pensar en otra cosa, más que en el calor mismo.
Bueno, a veces aparecés vos en el medio. Y él también...y también él. Y el sexo, pienso mucho en el sexo a veces, y en el mar, que tengo ganas de visitar, aunque no me gusta meterme mucho y en la playa y tomar unas cervezas con amigos en la playa.
Y en deshacer mi cuenta de Manhunt, que tantos boludos me hace agregar al pedo a mi cuenta de messenger. Y en la fiesta de cumpleaños que tengo el sábado, a la que debería llevar un regalo para que no me vean mal los que no me conocen. A veces pienso en toda la gente que todavía no me conoce y que no conozco y que estoy ansioso por conocer.
También pienso en mi economía, en que tengo que encontrar una forma de ganar plata ya. Y en el amor...¿el amor?, en la idea del romance que...aaahh, pero si ya escribí tanto y hablé tanto de eso. Pero si, a veces también desperdicio tiempo y espacio de mi cerebro pensando en que me gustaría tener algún idílio veraniego, mejor que el de hace unos años, con un lindo -"lindo"- muchacho...¿o quizá muchacha?
Y también, cuando el calor es insoportable, pienso en estar en una pelopincho, chapoteando feliz.
Y cuando me aburro, escucho el disco que no puedo parar de escuchar toda esta semana y que me encanta y que tiene un poco de esa cosa veraniega meláncolica...al menos a mi parecer.

Sí, el verano tiene esas cosas...


martes, 3 de enero de 2012

Enseñando como ser un instrumento de la sociedad


Ella siempre quiso un amor; una historia de amor, una propia. Quizá fue el hecho de que su padre la despreció, siempre, desde muy temprana edad, desde que él se dió cuenta de que ella era más inteligente que él. Si sólo hubiese sido varón...
Ella siempre había sido la molestia de la familia, la maniática, la histérica, la complicada, la loca.
Y su madre...su madre la llenó de neurosis. Ella, que quería ser una buena madre, la sobreprotegió, le llenó la cabeza con miedos, con preconceptos estúpidos con los que ella también había sido críada. Ideas ridículas acerca de cómo debía portarse una señorita cuando la "maldición" había caído por fin sobre su cuerpo. "Ya no podés estar tan cerca de los chicos ahora", le dijo, y ella no entendía el por qué. Reguladores sociales, la diferencia entre hombre-mujer, las tareas del hogar. Delantales con volados y zapatos de taco alto y perfumes y maquillaje. La perfecta ama de casa, la perfecta madre, la perfecta hija.
Creció pensando que era menos por ser mujer, creció con miedos, a pesar de ser inteligente. Fue rechazada en su adolescencia por esos muchachos que ella tanto deseaba, personajes inmaduros, preseteados para ser futuros hombres de familia y jefes exitosos de grandes empresas. Cuerpos viriles, mentes planas. ¿Por qué tenía que ser así? Creció pensando que era fea, que si aumentaba unos kilos más nadie la iba a mirar, que sus compañeras eran más lindas que ellas, aunque eran insulsas y estaban destinadas a ser personas mediocres, esperando casarse de blanco y a tener una fiesta en un gran salón repleto de personas.
En el fondo ella también quería algo de eso. No, no la fiesta en el gran salón, pero sí tener alguien al lado que la quisiera, que la quisiera de verdad, que la quisiera como ella era. Su amor, sin etiquetas estúpidas como MARIDO o ESPOSO, no. Ella quería alguien que la acompañara en su vida, que estuviese ahí cuando ella lo necesitara. Que la protegiera, no por ser mujer, sino por ser su par, su par intelectual y afectivo. Ese hombre...ese ser humano que la iba a entender siempre.
Conoció chicos estúpidos, hombres inmaduros, amantes inexpertos y torpes. Buscó ese cariño que no tuvo del hombre que la rechazó primero que nadie en su vida. Lloró muchas noches, esperando el gran amor, su par afectivo, el papá que nunca la quiso.
Supo en un momento que todo eso que le habían dicho era mentira. Sabía, que ella era más inteligente que todos esos hombres que la habían despreciado, como su padre, como muchos otros.
Fue ella la que rechazó hombres cuando tuvo conciencia de quién era ella en verdad. Lo hizo porque ninguno de ellos estaba a la altura. Ninguno podía acompañarla en su vida, no del modo que ella quería.
Pero en el fondo, ella seguía esèrando su gran historia de amor. A pesar de saber de que el amor no iba a cambiarle la vida, ni la forma de pensar, ni iba a salvarla de ningún tormento ni de ningún apremio. Ya no creía en las películas de amor que había visto en la tele ni en las canciones que había escuchado que hablaban del triunfo del amor.
Aún así...había muchas veces en las que...mirando una de esas películas de amor, o escuchando alguna de esas canciones, en la privacidad de su hogar...sin que nadie pudiera observarla...algunas lágrimas caían sobre sus mejillas...y un gran suspiro de amor salía de su boca.
I write about love stories because I've never had one